Empleo y mujeres ante la covid-19
Autor: INAESIN
Fecha: 11/04/2021
Durante los últimos 50 años, las mujeres en América latina como masa trabajadora han sostenido una lucha constante a favor de que se reconozcan y visibilicen sus derechos laborales, buscando con ello la igualdad y reducir la brecha que las margina ante una sociedad aún patriarcal.
Ante la pandemia de la covid-19 las mujeres enfrentan un gran reto como lo es sostener el hogar y el empleo, sea este formal o informal, ya que son estas quienes se ocupan principalmente de las tareas de la casa.
La ONU estima que la pandemia dejara en la región alrededor de 118.000.000 de mujeres y niñas en la pobreza. La reducción de la actividad económica afecta primariamente a las trabajadoras informales, las cuales pierden el sustento diario casi de forma inmediata, debido a la radicalización de las medidas sanitarias para combatir a la covid-19.
“Las mujeres están perdiendo sus empleos a un ritmo mucho mayor que los hombres. La tasa de desocupación de las mujeres en la región será de 15.2% – casi 6 puntos porcentuales que en 2019” esto evidenciado por la CEPAL y la OIT, en sus proyecciones de desocupación realizada durante el año 2020.
El trabajo doméstico supone entre el 14,3% y el 10,5% del empleo de las mujeres en la región y más del 77,5% operan en la informalidad. Esto significa que una parte importante de ellas trabaja en condiciones precarias y sin acceso a la protección social.
Durante la crisis de la covid-19, las mujeres trabajadoras remuneradas del hogar ocupan un lugar crucial dentro de la sociedad, por el papel central que desempeñan en el cuidado de niñas y niños, personas enfermas y dependientes y el mantenimiento de los hogares. Sin embargo, y a pesar de la enorme contribución que su trabajo significa en la vida de muchas personas, también son las más afectadas por la crisis. Según estimaciones de la OIT, el 70,4% de las trabajadoras domésticas están afectadas por las medidas de la cuarentena, por la disminución de la actividad económica, el desempleo y la reducción de las horas o pérdidas de salarios.
La OIT en sus reseñas de políticas del mes de mayo del año 2020, destacaba que a pesar de la covid-19, muchas mujeres ocupadas en la economía informal han seguido trabajando, poniendo en peligro su salud, ya que lavarse las manos, auto aislarse o llevar puesta una máscara u otro equipo de protección personal no son opciones realistas, ante esta enfermedad.
De igual manera ante el cierre de los centros educativos las mujeres latinoamericanas asumieron con hidalguía el llevar sobre sus hombros el trabajo no remunerado del hogar, sumándose a colaborar en las labores de la enseñanza y el trabajo escolar; La ONU afirmaba que antes de esta calamidad, “las mujeres de la región dedicaban más del triple de tiempo al trabajo no pago que los hombres”.
Colocando esto sobre la palestra la necesidad de equiparar las asignaciones propias de la casa en busca de humanizar y garantizar que la familia sea la roca fundamental donde se cimente una sociedad justa con miras al futuro, convirtiéndose esto en el reto a afrontar para disminuir las desigualdades históricas del hogar y los centros de trabajo.
Más si embargo a diferencia de coyunturas anteriores la covid-19, se puede considerar una amenaza inminente para que las mujeres puedan acceder a un empleo a diferencia de los hombres; así resumido por la OIT en la Quinta Edición del monitor sobre la covid-19 y el mundo del trabajo “las mujeres representan una gran proporción de trabajadores en ocupaciones de primera línea, especialmente en los sectores de la asistencia sanitaria y social. Además, el aumento de la carga de cuidados no remunerados que traen.
Igualdad de oportunidades e igualdad de trato en el mercado laboral son aspectos clave del trabajo decente, y de desarrollo sostenible. ¿Pero todos en la sociedad tiene el mismo acceso al trabajo decente? ¿Mujeres y hombres tienen las mismas oportunidades? ¿Cuál es el impacto de las normas sociales discriminatorias? y estereotipos de género sobre la fuerza laboral femenina ¿participación? ¿En qué medida la participación de mujeres y hombres vinculados a su situación familiar?; preguntas como estas son las necesarias para reflexionar y recapacitar sobre la desigualdad y la discriminación que sufre diariamente la fuerza laboral femenina.